Las preposiciones también nos llevan de cabeza a la hora de escribir. Y el «de», por exceso o por defecto, suele costarnos algún disgusto ortográfico. ¿Y si lo escribimos junto al verbo «deber»? Pues nada más y nada menos que cambiamos su significado (lo que es capaz de hacer una pequeña preposición de sólo dos letras). Si detrás del verbo «deber» añadimos una «de» el sentido del verbo no será de obligación, sino de probabilidad. Es decir, si escribimos, o decimos, «Debes de traer dinero» significa que, probablemente llevas monedas en los bolsillos (porque suena el tintineo, por ejemplo). En cambio, sin «de», si escribimos «Debes traer dinero», le estás creando a tu interlocutor la obligación de traer dinero.

Así es que, resumiendo: «deber + de»= probabilidad; «deber» (sin «de»)= obligación.